La cirugía de las hemorroides es una intervención con muy mala fama por el conocido dolor postoperatorio, pero no siempre es así y existen distintas alternativas menos agresivas.
En función del tipo y grado de hemorroides tu médico te ofrecerá un tratamiento u otro.
Las opciones menos agresivas incluyen la ligadura y la esclerosis.
Ligadura hemorroidal o banding: Consiste en colocar una banda elástica alrededor de la hemorroide lo que hará que no le llegue sangre y que termine «secandose y callendose». Esto consigue que ceda el sangrado y además genera una cicatriz que fija el tejido hemorroidal y evita así el prolapso. Es un procedimiento ambulatorio que puede hacerse incluso en consulta y no es doloroso.
Para hemorroides grado I, II y algunas grado III, que producen sangrado o molestias por la secreción de moco y humedad, puede ser suficiente una ligadura hemorroidal.
Esclerosis: consiste en inyectar un líquido esclerosante para producir una cicatriz que fija y ancla el tejido hemorroidal para evitar el prolapso y además produce una especie de quemadura que «seca» la hemorroide. El mecanismo es similar a la ligadura pero estadía indicado para los grados I y II. Se trata también de un procedimiento que puede realizarse en la consulta. En caso de hemorroides más avanzadas debemos elegir técnicas más agresivas:
Hemorroidectomía: consiste en extirpar la o las hemorroides patológicas. Se han empleado distintos tipos de hemorroidectomías abiertas y cerradas pero ninguna ha demostrado beneficios respecto a las otras en cuanto al dolor postoperatorio. La más conocida es la hemorroidectomía de Milligan Morgan que es la técnica que empleamos para hemorroides internas grados III y IV.
Hemorroidopexia grapada: es una técnica que produce menos dolor postoperatorio con relación a la hemorroidectomía, pero es menos eficaz para resolver los síntomas asociados a las hemorroides y en algunos casos se asocia a complicaciones graves.
Desarterializacion hemorroidal: consiste en la identificación mediante Doppler de las arterias que las vascularizan y su sutura para evitar el sangrado. Además se asocia a la desarterialización la plicatura o fruncimiento de la mucosa, lo que mejora el prolapso y consigue recolocar la hemorroide en su posición natural. La ventaja de esta técnica es el mínimo o nulo dolor, escaso sangrado y una rápida recuperación, pero por el contrario no es útil para las hemorroides que asocian componente externo ya que no permite tratarlo y además es una técnica menos duradera en el tiempo porque vuelven a aparecer con más frecuencia al no extirpar el tejido hemorroidal. No se ha demostrado el beneficio respecto al dolor de las hemorroidectomías clásicas frente a la hemorroidectomía con laser. Solo el uso de fármacos o técnicas anestésicas ha demostrado mejoría.
La ligadura con banda elástica y la hemorroidectomía convencional siguen siendo hoy por hoy los tratamientos estándar y más efectivos.
Alicia Ruiz De La Hermosa
Coloproctología
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